Cada historia tiene su principio

La del “Pirata Bus” empieza a principios de los años 70, en Calatayud (Aragón/España). Ahí tenía Pascual (conocido por todos como “Pirata”), junto a su amigo Pablo, una discoteca. En aquellos tiempos, con el régimen de Franco aún en vigor, llamaba la atención por su buena música. Durante esos años, paraban un día con su furgoneta “hippies” alemanes que iban de camino al sur; más concretamente a la isla de Ibiza. También hablaban de Formentera; de sus magníficas playas y su tranquilidad.

Atraídos por eso, Pascual y Pablo pasaron ahí unas vacaciones. Formentera, con su mágico ambiente, que aún hoy se conserva, los sedujo de tal manera que decidieron vender la discoteca y establecerse en la isla. Al principio descansaron y disfrutaron de la isla una temporada, pero lo ganado con la venta de la discoteca disminuyó rápidamente y tuvieron que acabar, sin más demora, con esa “buena vida”.

Eligieron uno de los sitios más bonitos de la playa de Mitjorn, compraron un viejo autobús y lo transformaron en un bar de playa; sólo faltaba darle nombre. Tradicionalmente se le da al niño el nombre del padre; así lo hicieron con el bar, lo bautizaron como “Piratabus”. Poco a poco fueron llegando los primeros clientes. Algunos de ellos siguen pasando cada año sus vacaciones allí. En el “Piratabus” se sienten como en su casa. Tres años despúes, Pablo se canso de la vida en la playa y salió. A partir de ahora, Pascual conduciría solo el “bus”, apoyado por algún que otro empleado. No le faltaba ayuda, cuando era necesario, de algún cliente de los que ya se había convertido en buen amigo.

Así transcurrían los años 70. Decada en la que visitaban la isla turistas alternativos, hippies y personajes como Pink Floyd, Bob Dylan, King Crimson, Wolf Biermann o Chris Rea. No pasaba un solo día sin escucharse una guitarra en la playa.

En Noviembre de 1983 las autoridades ordenaban quitar el autobús. Una gruá lo llevaba al cementerio y ocupaba su lugar un kiosco de madera.

A finales de los 80 subía Edith al “Bus”, coincidiendo con una nueva ley que obligaba a reducir el tamaño del kiosco; nuevamente cambiaba el aspecto del “Pirata Bus”. La numerosa clientela tenía que apretarse un poco más y, Pascual junto a Edith se preocupaban, entre otras cosas con buena música, de salvar el ambiente.

Hoy, después de mas de 40 años el “Pirata Bus” es un punto de encuentro muy popular para gente de todo el mundo. Disfrutan el día en la playa con bebidas frescas y buenas tapas, y al atardecer, acompañados de buena música, despiden la jornada con puestas de sol únicas. Es el momento de sentir toda la magia de Formentera.